Los Blues consiguieron su segunda ‘Orejona’, la primera fue en el 2012 después de la hazaña de Di Matteo.
El encuentro táctico entre estrategas al final se definió en un chasquido. Un milimétrico pase de Mason Mount a Kai Havertz derrumbó las esperanzas de Pep Guardiola y su Manchester City que deseaba ser el campeón.
Como en la final del 2012, el Chelsea volvió a llegar sin el favoritismo y nuevamente dio la sorpresa apoyándose en el dibujo de Thomas Tuchel, la genialidad de sus jóvenes y la experiencia del capitán para conquistar la segunda Liga de Campeones. Negándole a Guardiola un trofeo que no conquista desde hace diez años y que tendrá que seguir persiguiendo con un equipo algo inexperto.
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En la primera parte, el encuentro dejó lo táctico a un lado para convertirse en un ida y vuelta constante. El Chelsea fue el favorecido y supo adelantarse tras contar con las ocasiones más claras del primer tiempo, con un Timo Werner que no estaba fino pero aún así buscó anotar.
Para el segundo tiempo, con un Chelsea totalmente replegado, el Manchester City buscaba a toda costa el empate, y con un final de infarto para los aficionados “Blues”, terminaron coronándose como los reyes de Europa. Guardiola cada vez está más cerca, pero tendrá que seguir buscando la gloria.

Fuente: El Universo.