La útima función de una leyenda en el escenario mundialista
Los últimos cuatro partidos de la carrera profesional de Zinedine Zidane se jugaron en el escenario más grande de todos: las etapas de eliminación de la Copa del Mundo. En esos encuentros, el astro francés resumió perfectamente su carrera, oscilando entre la genialidad absoluta y un temperamento incontrolable. Zidane

(Photo by Sandra Behne/Bongarts/Getty Images)
El frnaces lideró a su Selección en una racha épica, dejando una marca indeleble en cada enfrentamiento, mostrando por qué es considerado uno de los mejores mediocampistas de la historia:
La racha inolvidable hacia la final
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Octavos de Final vs. España: Zidane demostró su capacidad goleadora en momentos decisivos, sellando el pase de Francia con un gol crucial.
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Cuartos de Final vs. Brasil: En lo que fue quizás su mejor actuación en ese torneo, ofreció una clase magistral de control y visión, culminada con una asistencia brillante que desmontó al gigante sudamericano.
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Semifinales vs. Portugal: Su instinto depredador reapareció al anotar el gol que colocó a Francia en la final.

(Photo by Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images)
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La final y el último acto del ‘Genio Loco’
La final contra Italia se convirtió en el epílogo dramático y contradictorio de su carrera. Zidane abrió el marcador con un penalti ejecutado ‘a lo Panenka’, una muestra de su audacia y calma bajo la presión extrema. Sin embargo, el final fue trágico: una expulsión por un cabezazo puso fin a su trayectoria de manera prematura. Este último acto selló la imagen de Zidane como un «Genio Loco»: un jugador capaz de la magia más sublime y, a la vez, de un arrebato incomprensible.






