Cuando Miguel Herrera, el carismático «Piojo», asumió el mando de la Selección de Costa Rica a inicios de año, la ilusión era inmensa. Los ticos soñaban con una clasificación tranquila al Mundial 2026 y con un equipo competitivo bajo el mando del técnico mexicano.
Sin embargo, la realidad golpeó más rápido de lo esperado. En apenas cuatro días y 180 minutos de juego, la confianza de la afición se desplomó.
Una afición que ya no cree
El 3-3 ante Haití y el 1-1 frente a Nicaragua encendieron las alarmas. Más que el resultado, fue la forma: errores defensivos, falta de contundencia y un estilo de juego que no convenció.
En el estadio Nacional de La Sabana, los silbidos se hicieron sentir con fuerza. Entre las gradas se escuchaba un grito contundente: “¡Fuera Piojo, fuera Piojo!”.

La respuesta del «Piojo» Herrera
Lejos de esquivar la crítica, Herrera respondió con su característico estilo frontal:
“Obvio que la afición no está contenta, pero debemos seguir peleando. Sería lo más cobarde de mi parte dar un paso al costado. Yo estoy trabajando, los muchachos tienen idea”.
Su mensaje buscó transmitir compromiso, pero no logró calmar a una afición que ya ve más cerca el fracaso que la gloria.
Costa Rica todavía depende de sí misma
A pesar del panorama sombrío, la Selección de Costa Rica sigue con vida en la ruta mundialista. Todo dependerá de los dos enfrentamientos ante Honduras, líder del grupo.
Serán partidos de alto voltaje que podrían definir no solo el futuro de los Ticos, sino también el destino de Herrera en el banquillo.