La Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) ha sido sancionada por la FIFA tras los actos de racismo ocurridos durante el partido eliminatorio al Mundial 2026™ disputado el pasado 8 de septiembre frente a Surinam en el estadio Cuscatlán. Los insultos discriminatorios dirigidos desde la grada hacia jugadores y miembros del cuerpo técnico visitante derivaron en un castigo ejemplar por parte del máximo organismo del fútbol mundial.
El Comité Disciplinario de la FIFA comunicó oficialmente dos sanciones principales:
Una multa de 50.000 francos suizos (aproximadamente 62.700 dólares), que deberá destinarse a un plan contra la discriminación previamente aprobado por la propia FIFA.
Un cierre parcial del estadio Cuscatlán, afectando al 15% del aforo detrás de las porterías en el próximo encuentro de la Selecta como local, previsto para el 10 de octubre ante Panamá.
El objetivo es enviar un mensaje inequívoco: el racismo y la discriminación no tienen cabida en el fútbol.
En un comunicado difundido este lunes, la Federación expresó un rechazo contundente a cualquier manifestación racista en los estadios y llamó a la afición a asumir un rol de responsabilidad. “El futuro de nuestro fútbol depende del comportamiento en los estadios”, señaló el texto, recordando que una reincidencia podría traer sanciones más severas, como la pérdida de puntos o incluso la exclusión de competiciones internacionales.
La FESFUT aclaró que el cierre parcial ordenado por FIFA solo aplicará al partido contra Panamá y no afectará al duelo del 14 de octubre contra Guatemala en el Coloso de Monserrat.
Los incidentes fueron denunciados públicamente por jugadores surinameses al término del partido, lo que activó los protocolos de FIFA contra el racismo. El caso ha tenido repercusión internacional y ha generado llamados a la reflexión sobre la necesidad de que los estadios salvadoreños se conviertan en espacios de respeto y convivencia.
El mensaje es claro: el apoyo a la Selección de El Salvador debe estar marcado por la pasión, pero también por el respeto. En un momento clave de las eliminatorias, el comportamiento en las tribunas puede tener consecuencias directas en el futuro deportivo del país.