El fútbol austríaco fue testigo de una de las remontadas más dramáticas y emocionantes de la temporada. El LASK Linz de Andrés Andrade protagonizó una hazaña épica al igualar un marcador de 0-3 en contra frente al TSV Hartberg, rescatando un increíble empate 3-3 en los minutos finales del encuentro disputado en su casa. La noche se grabó en la memoria de los aficionados, no solo por la proeza colectiva, sino por el papel estelar del defensor panameño Andrés Andrade, quien anotó el gol definitivo del empate sobre el pitazo final. Empate 3-3

El partido tuvo un significado extra: fue el último compromiso de Andrade con el LASK antes de unirse a la concentración de la Selección de Panamá para enfrentar a El Salvador el próximo 10 de octubre, en un crucial encuentro de la eliminatoria mundialista. Llegar a la Sele con el momentum de una hazaña europea es un impulso de moral invaluable.
Durante 88 minutos, la afición del LASK Linz observaba con frustración cómo su equipo era superado. El Hartberg ejecutó un partido casi perfecto en el aspecto ofensivo y defensivo, golpeando con eficacia para establecer una cómoda ventaja de tres goles que parecía inamovible. Con el marcador en 0-3, la mayoría de los presentes daban por hecho el descalabro.
Pero el fútbol es un deporte de instantes, y el LASK demostró tener la voluntad de acero necesaria para cambiar la historia en un suspiro. La chispa se encendió en el minuto 89’, cuando finalmente lograron perforar la red rival para poner el 1-3. Este gol, más allá de reducir la desventaja, sirvió como un tremendo impulso anímico. La esperanza, aunque remota, regresó al estadio.

Lo que siguió fue un asalto total. El árbitro había añadido tiempo extra, y el LASK se lanzó con todo al ataque, capitalizando la desesperación del Hartberg, que no supo gestionar la ventaja ni la presión del tiempo añadido.
El toque final
El drama alcanzó su punto máximo en el tiempo de descuento. En el minuto 90+2’, el LASK Linz consiguió el segundo tanto, poniendo el marcador 2-3 y desatando la locura en el estadio. Faltaban apenas segundos para el final, pero la creencia en el empate se había convertido en una certeza palpable.
Y fue entonces cuando apareció la figura del panameño Andrés Andrade.

En el minuto 90+4’, con el cronómetro agotándose y el Hartberg defendiéndose a la desesperada, el defensor panameño se sumó al ataque con la determinación de un delantero. En medio de un tumulto en el área, Andrade encontró el espacio justo para sacar un remate que se coló en la portería, sentenciando el empate 3-3. El gol fue el clímax de una remontada impensable, y la celebración fue total, con compañeros y aficionados abrazando al héroe inesperado del partido.
El Impulso de ‘Sele’
El gol de Andrade no solo aseguró un empate heroico para su club; le permitió viajar a Centroamérica en un estado de euforia. Este partido fue su última prueba antes de reportarse con Thomas Christiansen para la crucial ventana de eliminatorias. La Selección de Panamá se prepara para enfrentar a El Salvador el 10 de octubre, un encuentro que exige máximo rendimiento y una mentalidad de ganador.

Llegar a la selección con la confianza de haber sido el artífice de una remontada épica en Europa es un factor psicológico que beneficia directamente al equipo nacional. El defensor panameño, reconocido por su polivalencia y garra, le ha dado a la afición nacional un motivo de optimismo, demostrando que su valentía y capacidad de aparecer en los momentos críticos están en plena forma.
El nombre de Andrés Andrade no solo resonó en Austria, sino que retumbó en Panamá, ratificando la calidad y la valentía del talento nacional en las ligas europeas. Su épico gol de último minuto es el mejor pasaporte para unirse a la selección en su camino hacia el próximo mundial.