La pasión por la Selección de Panamá se desbordó en la víspera del partido eliminatorio rumbo al Mundial 2026. Un grupo de fanáticos panameños organizó una animada “fiesta nocturna” frente al hotel donde se hospeda la Selección de Surinam, horas antes del enfrentamiento que se disputará esta noche en el Estadio Rommel Fernández Gutiérrez.

Con banderas, tambores, cornetas y cánticos, los aficionados llegaron hasta el lugar con la intención de alentar a “La Roja” y, de paso, incomodar un poco el descanso de los jugadores visitantes. Lo que comenzó como una demostración de apoyo incondicional terminó convirtiéndose en un momento viral.

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Lejos de molestarse, varios futbolistas de Surinam salieron del hotel y se unieron al ambiente festivo, bailando y compartiendo risas con los fanáticos panameños. La escena, registrada en múltiples videos y compartida en redes sociales, generó miles de reacciones y comentarios por la convivencia inusual entre rivales en la previa de un duelo oficial.

“Esto solo pasa en Panamá”, escribieron algunos usuarios, destacando el espíritu alegre del fútbol local.
Otros, sin embargo, consideraron que la celebración pudo haber excedido los límites del respeto deportivo debido al horario nocturno del evento.

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La acción refleja la ilusión y entusiasmo que vive el país ante el camino mundialista. Las autoridades han reforzado los operativos de seguridad en los alrededores del estadio, mientras que se recomendó a los fanáticos evitar la compra de boletos de reventa para el encuentro.

Con el Rommel Fernández preparado para recibir a miles de aficionados, la Selección Mayor de Panamá busca esta noche sumar tres puntos vitales ante Surinam en la fecha 4 de la ronda final de las Eliminatorias de Concacaf.

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El episodio frente al hotel dejó claro que el fervor por la selección no conoce límites ni horarios. Panamá llega con confianza y con el respaldo de una hinchada que, incluso antes del pitazo inicial, ya demostró que su apoyo se siente dentro y fuera de la cancha.

Esta noche, el ambiente promete ser una extensión de esa fiesta improvisada: cánticos, color, y la esperanza intacta de acercarse un paso más al Mundial 2026.

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