La temporada 2024-2025 no podría haber terminado de forma más amarga para el Manchester United. A pesar de alcanzar la final de la UEFA Europa League, los «Diablos Rojos» no solo perdieron el título ante el Tottenham por 1-0, sino que además vieron reducidas sus ganancias por un detalle contractual que ahora genera controversia.

El equipo dirigido por Rúben Amorim cayó en la instancia definitiva con una actuación marcada por errores puntuales. Un malentendido entre el guardameta André Onana y uno de sus defensores fue suficiente para que los Spurs aprovecharan y se quedaran con la corona europea.

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Pero lo que parecía un consuelo económico por llegar a la final, se transformó en un nuevo revés. De los cinco millones de euros que recibió el club por ser subcampeón del torneo continental, 3.5 millones fueron directamente para el Chelsea, debido a una cláusula incluida en el contrato de Mason Mount, jugador adquirido por el United en julio de 2023.

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El acuerdo estipulaba que, si el club de Old Trafford llegaba a una final europea, el Chelsea recibiría automáticamente ese monto adicional, reduciendo la ganancia real del United a apenas 1.5 millones de euros.

Este contratiempo financiero llega en el peor momento posible para la institución. En paralelo a la decepción deportiva, el club atraviesa una fuerte crisis económica: varios empleados han sido despedidos tras una política interna de recorte de gastos, y para la próxima temporada no disputarán competiciones internacionales, debido a su desastroso rendimiento en la Premier League, donde actualmente ocupan la posición 16.

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¿Crisis estructural en Old Trafford?
Con una plantilla costosa, resultados decepcionantes y un modelo financiero en jaque, crecen las voces que se preguntan si el Manchester United atraviesa una crisis institucional sin precedentes. La pérdida de la final europea es solo la punta del iceberg de una temporada que quedará marcada como una de las más sombrías en la historia reciente del club.

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