Marruecos transforma su triunfo Sub-20 en un manifiesto de grandeza para el Mundial 2026
El fútbol marroquí vive su momento de mayor esplendor. Tras la histórica actuación del equipo absoluto en el Mundial de Catar 2022, la conquista del Mundial Sub-20 de Chile 2025 ha consolidado la posición de Marruecos como una potencia emergente. La euforia y la ambición se reflejaron en las declaraciones de Mohamed Ouahbi, una de las voces autorizadas del proyecto formativo, quien no dudó en elevar la mira hasta el desafío máximo: la Copa del Mundo de 2026.
La frase de Ouahbi:
Marruecos quiere ganar una Copa del Mundo en mayores, vamos a intentarlo en 2026, no vamos a esperar 2030
Es mucho más que un grito de victoria; es un manifiesto de intenciones. Implica que el éxito juvenil no es un techo, sino un trampolín hacia el próximo gran objetivo del fútbol marroquí: levantar el trofeo más codiciado en Canadá, México y Estados Unidos.
El proyecto «Largo» que rinde frutos inmediatos
Ouahbi hizo hincapié en que este triunfo no es una casualidad, sino la validación de una estrategia a largo plazo. «Significa mucho porque es un proyecto muy largo, desde hace muchos años», explicó. Marruecos ha invertido consistentemente en su infraestructura juvenil, sus academias de formación (lideradas por el Centro Nacional Mohammed VI) y la captación de talento tanto a nivel local como en la diáspora europea.

El título Sub-20 es la prueba irrefutable de que la inversión ha sido acertada. Este éxito valida la metodología, la filosofía de juego y la mentalidad ganadora que se ha inculcado a las jóvenes generaciones. La medalla de oro demuestra que, en efecto, Marruecos ya no solo compite, sino que gana a nivel de élite.
La convergencia de generaciones, la clave para 2026
El optimismo de Ouahbi de no esperar a 2030 se sustenta en una realidad: la calidad de los jugadores. «Esto es muy importante para nosotros porque eso significa que estamos cerca de ganar la Copa del Mundo, porque ya tenemos jugadores que tienen la capacidad de jugar contra los mejores».
La perspectiva para el Mundial 2026 es que la generación que hizo historia en Catar 2022 (los Bono, En-Nesyri, Hakimi) se fusione con los nuevos campeones mundiales Sub-20. Esta convergencia de talento maduro y ambición juvenil podría dar como resultado un equipo absoluto con una profundidad, un descaro y una experiencia competitiva única en la historia del fútbol africano.
Marruecos ha pasado de ser una selección sorpresa a una aspirante seria, y la mentalidad ha cambiado para siempre. La victoria juvenil no solo nutrirá de talento al primer equipo, sino que infundirá la certeza de que el «imposible» no existe en su vocabulario. Es la confirmación de que la nueva potencia africana está lista para desafiar la hegemonía global a partir de la próxima cita mundialista.