En medio del dolor y la parálisis que atraviesa Palestina, el fútbol sigue respirando gracias a su selección nacional. Mientras los torneos domésticos permanecen cancelados y se cuentan ya casi 500 futbolistas fallecidos en los últimos dos años, el combinado dirigido por Ehab Abu Jazar mantiene viva su agenda internacional. Este jueves, el equipo palestino se enfrenta a Argelia A, en un amistoso que se disputará en el estadio 19 de Mayo de 1956 de Annaba, el primero de dos encuentros programados el segundo será el lunes.

Reunir a los jugadores ha sido una tarea titánica. El deporte palestino, prácticamente paralizado tras la destrucción de instalaciones y el desplazamiento de miles de familias, solo puede sostenerse gracias a que la mayoría de los futbolistas militan fuera del país en Qatar, Egipto, Libia, Líbano, Jordania, Emiratos Árabes e incluso Europa. Uno de los pocos que juega dentro de Israel es Ahmad Taha, futbolista de la segunda división israelí, duramente señalado por el ministro de Cultura y Deporte, Miki Zohar, del gobierno de Benjamin Netanyahu.

La Federación Palestina de Fútbol, presidida por Jibril Rajoub, ha planteado incluso establecer una base permanente en Chile, país que alberga la comunidad palestina más numerosa fuera del mundo árabe y donde el Club Palestino podría brindar apoyo e infraestructura.

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La idea también mantiene vivo un sueño el de clasificar algún día al Mundial 2030, después de quedarse fuera del próximo por un penalti cometido por Taha ante Omán el pasado junio. “Cuando el error se convierte en una forma de injusticia, duele más de lo que imaginamos y deja una marca que no se borra fácilmente”, lamentó el jugador.

En el horizonte más cercano, el conjunto palestino se prepara para la Copa Árabe, que se celebrará en Qatar en diciembre. Antes, deberá superar un encuentro decisivo ante Libia el 25 de noviembre, y un amistoso especial el 15 de noviembre frente a Euskadi, presentado en el Museo de la Paz de Gernika. En dicho acto participaron Rajoub; Susan Shalabi, vicepresidenta de la Federación; y Yaser Hamed, jugador vasco-palestino que pasó por las canteras del Athletic, Santurtzi, Gallarta y Portugalete.

“Voces, abrazos todo nos dice que Palestina no está sola, que la dignidad humana todavía tiene defensores, y eso nos da fuerza”, expresó Rajoub, emocionado al hablar del respaldo internacional.

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La Federación Palestina publicó el 7 de octubre un comunicado titulado “La guerra de exterminio: dos años después de la paralización del deporte palestino”, en el que denunció la devastación de instalaciones deportivas y la pérdida de cientos de vidas. “El deporte en Palestina no es un lujo, sino una forma de firmeza”, rezaba el texto.

Durante este tiempo, se ha documentado la muerte de más de 949 atletas, incluidos 467 futbolistas, entre ellos Suleiman Al-Obeid, conocido como el Pelé palestino, cuya muerte fue lamentada incluso por Mohamed Salah, que cuestionó públicamente las circunstancias de su fallecimiento: “¿Pueden decirnos cómo murió, dónde y por qué?”.

La sede de la Federación Palestina, en Al-Ram, fue atacada recientemente con gases lacrimógenos y bombas sónicas, un nuevo golpe a una estructura deportiva ya destruida. En respuesta, Rajoub ha enviado cartas a la FIFA, al COI y a diversas federaciones continentales solicitando sanciones contra equipos y selecciones israelíes “hasta que cese la agresión”.

Sin embargo, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha reiterado que el organismo “no puede resolver problemas geopolíticos”, insistiendo en el plan de paz propuesto por Donald Trump para Gaza. Así, clubes israelíes como el Maccabi Tel-Aviv o el Hapoel siguen compitiendo en Europa, aunque disputan sus partidos de local en Serbia o Bulgaria por motivos de seguridad.

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Por su parte, Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, ha sido tajante “El fútbol no existe en el vacío; la FIFA y la UEFA deben aceptar su responsabilidad en virtud del derecho internacional.”

Mientras tanto, las manifestaciones de apoyo crecen en distintos países. En España, por ejemplo, el estadio de San Mamés rindió homenaje a la causa palestina durante el Athletic-Mallorca, y en la Vuelta a España se suspendió una etapa en señal de protesta. “España ha elegido liderar donde otros miran hacia otro lado; ha elegido la humanidad por encima de la complicidad”, subrayó Rajoub.

El fútbol palestino, golpeado pero no derrotado, se mantiene en pie como símbolo de identidad y resistencia. Sus jugadores, en palabras de la Federación, son “el pulso del pueblo, la sonrisa de la tierra y el eco de la vida frente al silencio”.

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