La selección de Panamá ha demostrado que en el fútbol, el progreso no siempre se mide en victorias. En un giro sorpresivo que ha dejado a muchos expertos y aficionados perplejos, la escuadra nacional ha logrado un ascenso en la clasificación mundial de la FIFA a pesar de haber cerrado su reciente fecha de partidos con dos empates. Este inesperado salto en el ranking no solo subraya el arduo trabajo del equipo en el campo, sino que también revela la complejidad de un sistema de clasificación que premia la consistencia y la estrategia por encima de los resultados espectaculares.

Durante la ventana internacional, los dirigidos por Thomas Christiansen salieron a la cancha con la misión de sumar puntos valiosos que les permitieran sumar puntos en busqueda de la clasificacion a la Copa de Mundo 2026. El primer encuentro, un duelo de alta intensidad frente a Surinam en condición de visitante, terminó con un reñido empate sin goles (0-0). A pesar de la frustración que pudo generar el no haber logrado la victoria fuera de casa, el equipo panameño demostró un carácter sólido y una defensa formidable, logrando contener a un adversario en su propio terreno. Este resultado, aunque no fue un triunfo, representó un punto importante en la lucha por la mejora continua.
Posteriormente, en el segundo partido, la historia se repitió. Enfrentando a Guatemala en casa, la marea roja volvió a firmar un empate, esta vez por 1-1. Si bien los aficionados esperaban ver a su equipo llevarse los tres puntos, la realidad es que el esfuerzo y la disciplina táctica mostrada fueron suficientes para sumar una unidad más a su cuenta. Este desempeño, que podría ser visto como modesto, ha sido, de hecho, la clave para el sorprendente ascenso. El sistema de ranking de la FIFA no se limita solo a victorias y derrotas; evalúa la fortaleza del oponente, la importancia del partido y el historial de resultados recientes. Un empate contra un equipo mejor clasificado o en una competencia oficial otorga puntos significativos que pueden impactar positivamente la posición de una selección.

El técnico de la selección, en un comunicado posterior, destacó la importancia de estos resultados. «Estamos orgullosos del carácter que han mostrado los jugadores. Sabemos que los aficionados quieren victorias, pero cada partido es una batalla. Estos empates contra rivales de gran calibre demuestran que estamos en el camino correcto. El ascenso en el ranking es un reflejo del trabajo duro y la dedicación del grupo,» afirmó. Este sentimiento es compartido por los jugadores, quienes ven el ascenso como una recompensa al sacrificio y una motivación para los próximos desafíos.
El inesperado salto en la clasificación ha encendido la llama de la esperanza entre los seguidores del fútbol panameño. Aunque la meta final sigue siendo la clasificación a grandes torneos, cada paso hacia arriba en el ranking es una validación del progreso del equipo. Con la mirada puesta en futuras competiciones, la marea roja continuará su preparación con la confianza de que, incluso en los resultados menos esperados, se pueden encontrar grandes avances. Este singular episodio en la historia reciente del fútbol panameño no solo quedará como una anécdota curiosa, sino como un recordatorio de que, en el camino hacia la grandeza, a veces un empate puede valer tanto como una victoria.